Es que de alguna manera vas a encontrar alguien que tenga la realidad bien plantada y puedes llevarte una sorpresa.
Claro que no quieres eso.
Por lo general, a alguien que se piensa inteligente, no puede gustarle algo así. Sin embargo, te sucede.
¿Y qué es la «realidad bien plantada»? Tal vez, la verdad.
Aunque ya sabemos que es mejor tener afirmaciones concretas y sólidas antes que suposiciones.
Cuando eres niño te dicen lo que tienes que hacer, tu madre es amorosa y mandona con un carácter fuerte, no te queda otra que obedecer.
Imagina si no lo haces.
No se tú, pero yo me quedaba sordo, en el mejor de los casos. Sus gritos aturdían hasta al vecino de la otra esquina.
Y vas creciendo con esa forma de hacer las cosas.
Hasta que comienzas a trabajar y cuando alguien te pide que hagas algo, no grita. Y hasta te dice, por favor.
Entonces…
Quedas desubicado. —Alguien está equivocado — piensas. Tu mamá seguro que no, si no ya sabes que te quedas sordo.
Te cuesta reaccionar al pedido de tu jefe.
Es que es tan amable que no sabes si hacerle caso o darle un beso.
Bueno, no te confundas.
Es sencillo, con tu mamá salías corriendo de miedo, eso no es bueno. Sin embargo, cuando tu jefe habla, tal vez te inspira, y no necesita gritar.
Además, ya sabes que tienes responsabilidades, no eres un niño para salir corriendo.
Tu mamá tenía una forma de liderar en su casa (¡es tu mamá, caramba!).
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En el trabajo es distinto, no funcionan los gritos. Todos son capaces de entender, si no es así, pueden aprender. No es tan caótico.
Solo son realidades distintas. Liderazgos ubicados en tiempos y contextos diferentes.
Realidades que sorprenden.
Quizás no escuches gritos en algún jefe; pero utiliza una manera de comunicarse capaz de provocar la misma sensación de querer salir corriendo.
Hasta que aprendes las diferencias puede pasar tiempo.
Mientras tanto, es bueno saber que hay distintas formas de decir lo mismo, para lograr buenos resultados.
¡Para eso existe el respeto!
A tu madre la respetas porque es tu madre y nada más, no importa que grite, es tu madre y el amor que tienes por ella es infinito.
En la empresa no es así, ese respeto tienes que ganártelo.
Recuerdo una vez que trabajé en un proyecto con una gerente a la que no le gustaba ninguna de las ideas que proponía el equipo.
Claro, no lo decía en forma directa. Su cara y su actitud hablaban por ella.
De tal manera, que se dilataba todo el proceso, porque cuando aprobaba una parte, continuábamos. Era su manera de dirigir.
Al finalizar, entregamos el escrito, fuimos varios los participantes de ese equipo.
Meses después el proyecto vio la luz con grandes modificaciones, casi en un 90 por ciento. No tenía nada que ver con lo que hicimos durante tanto tiempo.
Sin aviso previo, ni notificación de cambios o arreglo de posibles encuadres en las ideas.
Quedamos pasmados, por usar un término amable.
La gerente que acompañó, supervisó y aprobó las distintas etapas, lanzó un proyecto distinto.
¿Tiene derecho a hacerlo? Claro que sí.
¿Conservará el respeto ante las personas que dirige? Eso lo dudo.
Y esto pasa mucho en las empresas.
No te asustes, se puede aprender, a hacer mejores proyectos o a liderar bien a tu equipo de trabajo.
En especial: con la verdad.
Y que es una de las formas de ganarse el respeto, para ser líder y enseñar a liderar.
Es una actitud personal, no vayas muy lejos en el tiempo, en esto ya no entra tu madre, ella hizo un gran trabajo contigo.
Quiero decir que tienes que ver lo que te sucede cuando estás frente a las personas que diriges.
Escuchas. Aceptas sus ideas. Valoras lo que hacen. Prestas atención al trabajo en equipo.
Es cierto que la empresa te contrata porque eres valioso y puedes producir grandes resultados.
Pero no creo que lo hagas solo. O que tengas que hacerlo solo.
Qué mejor que sostener a tus colaboradores y que juntos lleguen más lejos, como un equipo cohesionado. Otra fortaleza que logras con respeto.
Tienes una posición con muchos derechos, pero con más obligaciones.
Es que sería fácil culpar a los demás de no tener buenas ideas, hay gerentes así; esos no son líderes.
Y tu equipo tampoco tiene la culpa, en realidad, en ese caso, nadie la tendría, o tal vez, todos al mismo tiempo. No sé.
Lo que te habilita a replantear tu mirada y comenzar de cero.
Somos seres humanos, pasibles de equivocaciones y, mejor aún, capaces de encontrar nuevas ideas.
Tu equipo te va a respetar más todavía, si confías en sus errores.
Perdón, pero escuchaste bien, bueno, leíste bien: en sus errores. No tienen porqué ser perfectos, sí capaces de estar pendientes de nuevos enfoques para encontrar mejores soluciones.
Eso los inspira, y a tí también.
De esa manera aprendes a liderar mejor, y enseñas, al mismo tiempo. Todo al mismo tiempo.
¿Llegaste hasta aquí? (no es tan largo después de todo)
Tengo que agradecerte, quiere decir que te interesa mejorar tu liderazgo.
A mi también, escribo desde la experiencia de haber vivido todos los puestos. Con una salvedad: siempre, siempre, dentro del equipo.
En especial como líder, que es donde se aprende y se vive a partir de las emociones que te ayudan a crecer.
¿Y cómo es eso? ¿de qué manera gana la empresa si tu corazón late más fuerte?
Imagina.
La motivación estará por las nubes, sabiendo que el equipo te respeta: porque tú los respetas primero.